CLASE 191. ELISEO Y LA SUNAMITA

Basada en 2 Reyes 4:8-37

En esta clase aprenderemos acerca de la confianza que debemos de tener en Dios antes de cualquier otra persona, y que el apoyar a los siervos de Dios trae recompensas. Los puntos y actividades para la clase son las siguientes:

* NOTA: La historia presentada a continuación se encuentra basada y sustentada en la biblia versión Reina Valera 1960, algunos textos están escritos tal y como se encuentra en ella; otros, en lo que respecta a su narración, fueron adaptados para la compresión de los niños, teniendo cuidado de no introducir encubiertamente herejías destructoras, como lo dice en 2 Pedro 2:1 "Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina."

Un día Eliseo iba de paso y conoció una mujer importante, que le invitaba a comer. Un día ella dijo a su marido: El varón que siempre pasa es es varón santo de Dios, te ruego que hagamos un pequeño aposento para que cuando él venga, pueda descansar en el. 2 Reyes 4:8-10
Pasó el tiempo y Eliseo se quedó en aposento, y allí durmió. 2 Reyes 4:11
Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a la sunamita. Y dile: tú has cuidado por nosotros con esmero; ¿qué quieres que haga por ti? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo. Y Eliseo dijo: ¿Qué podemos hacer por ella? Y Giezi respondió: ella no tiene hijos, y su marido es viejo. Entonces Eliseo mandó a llamar a la sunamita y le dijo: El año que viene, en este tiempo, tendrás un hijo. Pero ella dijo: No, señor mío, no te burles de tu sierva. 2 Reyes 4:12-16
Al año siguiente la mujer dio a luz un hijo, y el niño creció. Pero un día, el niño estaba con su padre, y con los segadores; y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Entonces el padre lo mandó con su mamá y ella la tuvo durante el día hasta que el niño murió. 2 Reyes 4:17-20
La sunamita tomó al niño y lo acostó en el aposento que había preparado para el varón de Dios, y se fue con su esposo a decirle: Te ruego que envíes conmigo algún criado para que yo vaya ir a ver al varón de Dios, y el esposo se lo permitió y se fue junto al criado. Y le dijo: vamos y no te detengas en el camino hasta que yo te diga. 2 Reyes 4:21-24
Y llegando al monte Carmelo donde estaba Eliseo, él lo vio y mando a su criado Giezi para que fuera a recibirla y le preguntara ¿Te va bien a ti, a tu marido, y a tu hijo? Y ella dijo: Bien. 2 Reyes 4:25-26
Cuando llegó donde estaba Eliseo, tomó sus pies para lavarlos y Giezi intentó evitarlo, pero Eliseo dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo. Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo que no te burlases de mí? 2 Reyes 4:27-28
Eliseo dijo a Giezi: Toma mi báculo en tu mano, y ve; si alguno te encontrare, no lo saludes, no le respondas; y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño. Pero la sunamita quería que Eliseo fuera a ver a su hijo, entonces se levantó y la siguió. Y Giezi iba delante de ellos, y había puesto el báculo sobre el rostro del niño; pero el niño no despertaba. Y esto se lo fue a decir a Eliseo. Y Eliseo vio que el niño estaba muerto tendido sobre su cama. 2 Reyes 4:29-32
Entonces Eliseo oró a Jehová y después de haber esperado un momento el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos. Entonces dijo a Giezi, y le dijo: Toma tu hijo y ella se echó a sus pies, por agradecimiento y se fue. 2 Reyes 4:33-37